miércoles, 10 de marzo de 2010

Internet en línea para dominar en medios

http://www.cnnexpansion.com/tecnologia/2010/03/09/internet-quiere-reinar-en-los-medios

sábado, 30 de enero de 2010

Ogilvy & Mather ve ‘boom’ publicitario

http://www.cnnexpansion.com/estilo/2010/01/28/la-publicidad-ya-toco-fondo

martes, 26 de enero de 2010

TIPS FOR YOUR IDEAS

ACTA abierta

Hoy se discute en México ACTA El Tratado Comercial Anti-Falsificación (a puerta cerrada), que decide si en las fronteras se revisan tus aparatos en busca de programas, música, películas, etc
Realmente no se conoce mucho acerca de lo que se propone regular, solo lo que se ha filtrado, así que lo que se pone puede no ser completamente verídico.

Openacta link

Es muy importante ver este video a partir del minuto 50 http://www.ustream.tv/recorded/4180148 para ver mas información

lunes, 25 de enero de 2010

Ojo México: cuidado con copiar a Brasil - Expansión - CNNExpansion.com

Ojo México: cuidado con copiar a Brasil - Expansión - CNNExpansion.com

Diez años de prisión para un hombre que cortó la nariz a otro con una espada

lunes, 25 de enero de 2010
Actualizado hace 2 horas (08:31 p.m. )
Agencia EFE

Nueva York.- Un ciudadano de Búfalo (Nueva York) fue condenado hoy lunes, a diez años de prisión por cortarle la nariz con una espada a otro hombre, tras acusarle de flirtear con su novia.

Según informa el periódico New York Post en su edición digital, los hechos sucedieron en un bar donde David Call acusó a Billy Briant, de 36 años, de coquetear con su pareja.

Tras abandonar el local, Call volvió armado con una espada ceremonial de tre pies de largo y le rebanó la nariz a Briant.

Las cámaras de seguridad del local captaron el momento del ataque alrededor de las 2.30 de la madrugada del pasado 7 de julio.

Aunque los cirujanos pudieron recomponer la nariz del herido, el fiscal sostiene que el paciente ha perdido parte de la sensibilidad de la cara.

Durante la vista de hoy Call se disculpó por otra agresión de la que ya fue declarado culpable el pasado diciembre, al tiempo que su abogado adujo que el inculpado es un ex alcohólico en tratamiento que hasta la noche del incidente con Briant hacía 20 años que no bebía.

lunes, 18 de enero de 2010

jueves, 14 de enero de 2010

Heineken compra FEMSA CERVEZA

Gente,
encontré este buen, claro, interactivo y visualmente atractivo resumen de las negociaciones entre FEMSA y sus posibles compradores (Heineken).¡Vale la pena¡

Métanse a la página que aquí les dejo para verlo.

http://www.cnnexpansion.com/negocios/2010/01/13/nace-un-gigante-cervecero-global

LEGO SHORT FILM

martes, 12 de enero de 2010

Hijo de narco colombiano cuenta su vida



El 10 de diciembre se estrenó en Colombia el documental Pecados de mi padre, dirigido por Nicolás Entel (a México llegará en 2010). Es la primera vez que, tras 15 años de exilio en Argentina, acepté romper mi silencio y contar mi vida junto a mi padre, Pablo Escobar, el más importante narcotraficante colombiano de los últimos tiempos.
Son muchas las razones que tuve para salir ahora a la luz pública. Con mi largo silencio quise mostrar mi respeto absoluto a las víctimas de mi padre, a todo mi país. Aproveché este largo tiempo para poder encontrarme a mí mismo como persona, en busca de una propia identidad y sabiendo que nada crece bajo la sombra de un gran árbol como la de mi progenitor. Elegí y decidí, humildemente, reinventarme como ser humano y estudié dos carreras universitarias: soy arquitecto y diseñador industrial. Me preparé por años para la construcción de sueños, no para la destrucción.
Con dolor he aprendido a separar al padre del Pablo Escobar que recuerda la mayoría. Jamás podría renunciar al amor que como hijo le profeso, pues además lo recuerdo siendo un padre que me cantaba las canciones de Topo Gigio y me inventaba cuentos para dormirme, me enseñó a jugar al futbol, a montar en bicicleta, en moto y hasta en elefante. Me enseñó a ser un hombre de palabra, decía que la palabra era un contrato. Lo acompañaba a los barrios marginales a donar decenas de canchas de futbol y polideportivos, vi cómo crecía su proyecto de construir 5,000 viviendas equipadas para regalarle a estas familias que vivían en el basurero municipal de Medellín y restaurar así la dignidad de las clases que nos negamos a reconocer aún hoy en la sociedad. Fue además un gran maestro de lo que no debemos hacer y es así como lo recuerdo a diario frente al espejo, debatiéndome en un duelo permanente de sentimientos explosivos y contradictorios que estoy obligado a enfrentar, buscando encontrar un equilibrio y una paz que respete la dignidad de todos sin excepción.
No es fácil, aprendí que el odio mantiene a muchos atados al pasado, y perpetúa infinitamente el dolor generado por el victimario hasta enfermarnos de violencia.
Por ello busqué una reconciliación y un perdón público ante los hijos de las víctimas más prominentes de mi padre, Rodrigo Lara Bonilla y Luis Carlos Galán. Un ministro de Justicia que se atrevió a denunciar públicamente la infiltración del narcotráfico en la vida política de Colombia, y un líder reformista seguro ganador de las elecciones presidenciales de 1990.
Historias de familia
Además de ellos pido aún hoy perdón a cada uno de los 44 millones de colombianos víctimas de la violencia generada por mi padre. Es una larga lista, que tristemente no excluye a nadie: policías, jueces, políticos, periodistas, narcotraficantes y cientos de inocentes transeúntes que ni siquiera osaron enfrentarlo, pero que estuvieron en el lugar y el momento incorrecto cuando explotaban sus bombas indiscriminadamente.
Como su familia, no nos fue ajena esa violencia ni logramos escapar de ella. El primer coche bomba de la historia de Colombia explotó en mi hogar un 13 de enero de 1988 a las 05:13 horas. Allí nos encontrábamos con mi madre Victoria Eugenia, quien tenía 28 años, mi hermanita Manuela, con escasos meses de edad, todavía no tenía ni siquiera la posibilidad de declararse inocente por no saber hablar aún. Yo tenía 11 años. Mi padre tenía para entonces un enorme poder económico y militar. Cuando vio la foto de la cuna donde dormía su hija durante la explosión que destruyó los vidrios de todas las viviendas de Medellín en un kilómetro a la redonda, enloqueció de violencia y respondió con ferocidad. Una sola bomba contra su familia lo hizo ordenar la explosión de más de 200 bombas por todo el país hasta casi lograr la claudicación de todos los poderes del Estado frente al poder del narcotráfico. Estábamos todos ciegos y aturdidos en ese ambiente hostil. Aprendí que la vida es un búmeran, que los actos violentos generan una violencia cada vez mayor y desenfrenada, llevándonos hacia una espiral inconmensurable de maldad que luego es imposible detener, salvo por nuestra propia e íntima voluntad. Así corren aún hoy en Colombia ríos de sangre que tiñen de odio, maldad, tristeza y desazón a la sociedad. Solemos olvidar la historia, y por ello es que siempre se repite, pues insultamos así el precioso legado de las experiencias de la vida. Colombia ya era violenta antes del nacimiento de Pablo Emilio Escobar Gaviria.
La carta más difícil que escribí en mi vida fue para los hijos de aquellos líderes que prometían rescatar el país y que murieron junto a la esperanza de muchos. Allí les dije a sus hijos en la misiva enviada a principios de 2008 que “… Comprendo que nací en un ambiente fértil para la violencia, pero el legado de nacer en un ambiente tan hostil no podría ser otro distinto al de la búsqueda de la paz. No quiero repetir la historia”. Recordé que “mi padre con su violencia obligó a muchas familias a exiliarse, principalmente a las suyas, ignorando que con ello se estaba también gestando subrepticiamente el exilio de sus seres más queridos”. Quiero tener un hijo, pero no le dejaré por ello un testamento de violencia.
Tengo el honor de estar casado con una mujer mexicana, que tiene un coraje que haría palidecer a cualquier guerrero, parafraseando a Gandhi. Ella me ha enseñado mucho sobre esas lindas y sabias tierras. Me ha acompañado en los más pétreos caminos. Es mi gran amor y así también lo es México para mí. Adoro las rancheras y me atrae el tequila. Pero me entristece ver lo que estoy observando desde el lejano Buenos Aires, pues se parece mucho a la primera parte del documental Pecados de mi padre.
Siento una profunda amargura de que México esté repitiendo casi literalmente esta historia, aquella de la que tanto me cuesta aún hoy hacerme cargo.
Siento que la película que hoy están ‘viviendo’ mis compadres mexicanos, es la misma que yo viví en Colombia exactamente en 1984, a mis siete años de edad, cuando mi padre decidió por cuenta propia mandar a asesinar al entonces ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla (Q.E.P.D.).
De ahí en más, mi país vivió una violencia sin precedentes. Ese día mi familia se desmembró para siempre, mi padre pasó luego toda su vida en la clandestinidad, el hogar por él construido no existió más. Por eso me decidí a participar en este documental y a romper el silencio sepulcral que mantuve 16 años después de su muerte, porque he vivido en carne propia el horror de una violencia sin par que no quiero para Colombia, para México ni para ninguna nación del planeta. Fui testigo, al igual que mi país, de una guerra sin cuartel del narcotráfico contra el poder del Estado que no ganó nadie, pues sólo quedamos como mudos testigos los miles de huérfanos y viudas de todas las esferas de la sociedad. La violencia no discrimina.
Comprendí que aun en las más segregadas familias –como la nuestra– hay padres, hijos, hermanas, abuelos, etc. Ahí también hay sentimientos por encima de lo machos que pretendamos ser ante otros en la vida. Veo en mi esposa a diario el fiel reflejo del tesón del pueblo mexicano. Respeto la dignidad de cada persona y no distingo entre uniformes o nacionalidades, sólo veo a ciudadanos de la raza humana y a nadie más. Sólo veo a hombres con su voluntad de sobrevivir en un ambiente donde las oportunidades son escasas y donde el hambre abunda, así como los deseos de brindarle la mínima dignidad a nuestros seres más queridos. Algunos están dispuestos a matar para no vivir en la indigencia, pero no puede haber excusa válida para generar violencia hacia nuestros hermanos a costa de nuestras necesidades o ambiciones personales.
En Medellín, mi ciudad natal, la presencia de la arquitectura y el urbanismo aplicado desde el Estado ha comenzado a aportar ejemplos de exportación de estas ideas para el mundo como una esperanza de paz para brindar dignidad, seguridad, cultura y oportunidades a los más marginados.
Creo en la arquitectura como una herramienta capaz de transformar la realidad a partir de hechos arquitectónicos concretos. Es definitivamente una herramienta eficaz para la paz. Por ello no me dedico a la política.
En nuestra vasta familia latinoamericana solemos heredar las virtudes y los pecados de nuestros padres, y es bajo esta excusa que vivimos por décadas enfrascados en unos círculos de violencia y venganzas generacionales que se repiten incesantemente. Yo no fui ajeno a esto, de hecho, al enterarme de la muerte de mi padre, a mis 16 años, caí en esos círculos y armado de ira e intenso dolor amenacé públicamente con matar a quienes habían dado muerte a mi padre.
Sin embargo, ahora agradezco a Dios que 10 minutos después me hizo reflexionar y transformar el odio para no perpetuar este aparente estilo de vida que –les aseguro– es más de sufrimientos y de persecuciones que de placer.
¿Un ejemplo? Un día la policía dispuso, sin saberlo, un control rutinario en alguna calle de la ciudad justo frente a la casa donde yo me escondía con mi padre. Ese control policial comenzó un domingo y duró siete días frente a nuestro escondite. Se nos terminaron los víveres y estábamos solos pero rodeados de millones de dólares. Aguantamos hambre mientras comprendí que el dinero del narcotráfico no servía para nada si no te podías comprar siquiera una libra de arroz con él.
La muerte de mi padre no afectó en absoluto el tráfico de drogas en el planeta, la violencia y las drogas ya estaban afincadas en Colombia y en el mundo antes de su nacimiento, y siguen lamentablemente estando aún hoy, hasta que elijamos perdonarnos unos a otros desde nuestras más íntimas fibras.
La guerra consume y derrocha inconmensurables recursos humanos y públicos. Distintos países y los enemigos de mi padre gastaron más de 3,000 millones de dólares para perseguirlo a él y su organización. Mi padre usó toda su fortuna para la guerra y para defender sus intereses, y lo que queda de ella está destruido por completo o en manos de las más diversas autoridades. Miles de millones de dólares que podrían haber sido gastados para asegurar salud, educación y un futuro mejor y más digno para el pueblo colombiano.
La paz, en cambio, ¡es gratis!, pues sólo se requiere de nuestra humana voluntad de hacerla.

lunes, 11 de enero de 2010


Los mejores documentales

Hay muchísimos documentales extraordinarios, pero si tuviera que escoger mi favorito, probablemente escogería la serie Up.

El director Michael Apted comenzó esta legendaria serie en 1964, cuando estrenó la primera película, Seven Up. En ese primer documental, Apted entrevistó a catorcé niños británicos de siete años de edad, todos de distintas clases sociales. Las entrevistas se enfocaban en el futuro: qué esperaban de la vida, qué querían ser de grandes. Desde ese entonces, Apted ha entrevistado al mismo número de chicos cada siete años, estrenando un nuevo documental con la recopilación de dichas entrevistas. La serie ha llegado a su séptima entrega, 49 up, convirtiéndose en algo único en el cine. Al ver esta saga, el espectador es testigo del crecimiento y colapso de las esperanzas de diversos seres humanos mientras envejecen y reflexionan sobre su vida, mientras toman caminos inesperados o acaban justo donde esperábamos que acabaran.

-Tom Campana

domingo, 10 de enero de 2010

The beginning! Oh yeah!

!Ha nacido un mounstro¡